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Galeradas



El domingo por la tarde, la editorial me remitió las galeradas del manuscrito. Por si no estás familiarizado con el significado del término, la Real Academia de la Lengua Española lo define como la prueba de la composición, sin ajustar, que se saca para corregirla. Podrás imaginar, que al abrir el fichero en el ordenador, y contemplar por primera vez, como quedará la novela en formato libro una vez maquetada, me fue imposible contener una ola de emoción y estremecimiento. Allí estaban las hojas de respeto o cortesía, la anteportada o portadilla, la dedicatoria, los agradecimientos, la página de créditos, los pasajes, el final...


Unos días antes remití el manuscrito, dando el visto bueno a las modificaciones puestas de manifiesto por la correctora profesional. Una vez tenidos en cuenta mis comentarios y sugerencias, la editorial ha realizado el proceso de maquetación. Os confieso que el resultado es infinitamente mejor del que había imaginado. Varias veces al día tengo la tentación de visualizar el fichero, al parecerme increíble que pronto haré mi sueño realidad, tras el esfuerzo y la dedicación de tantos años.


Sigo releyendo las correcciones por si algo se nos ha escapado. En alguna entrada de blog anterior mencioné que por muchos ojos que lean, y muchas manos que trabajen el texto, siempre alguna errata rebelde puede colarse en el texto definitivo. De modo que, si la detectáis os pido comprensión, y quien me conozca, le ruego que me lo haga llegar; para poder subsanarlo en futuras ediciones, si tengo la fortuna de que las hubiera.


La novela rozará las cuatrocientas páginas, y está dedicada a alguien muy especial a la que prometí, cuando era adolescente, narrar parte de su vida. Esa persona me acompaña en los buenos y en los malos momentos porque siempre la siento conmigo. Espero que allá donde esté, esté orgullosa y comparta, con otras muchas almas que fueron parte de aquellos tiempos convulsos, la satisfacción de que con esta historia, las vidas vilipendiadas por un conflicto imperdonable, no se quedarán arrinconadas en la memoria olvidada de la sociedad actual.


A pesar de estar próximo el final del camino, todavía nos queda un último escalón antes de que la editorial manifieste su conformidad, y envíe el manuscrito a imprenta para la primera edición. En este paso final llevamos trabajando en los últimos días, y es en esbozar ideas para hacer una portada atractiva que refleje la esencia misma de la novela. Estamos a punto de darle luz verde, y con esto, alcanzaremos la meta que me permita tener entre mis manos uno de mis anhelados sueños. Ahora me ronda la sensación de que el libro casi no me pertenece. Aguarda, con impaciencia, a que el lector se adentre en sus páginas y descubra las vivencias y avatares de todos y cada uno de los personajes.


Quisiera finalizar esta entrada en el diario con una frase del ilustre José Ortega y Gasset, lamentablemente en plena actualidad por todo lo que estamos viviendo: “el pasado no nos dirá lo que debemos hacer, pero sí lo que deberíamos evitar”. Ojala, entre todos, aprendamos de los errores.






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