La presentación oficial de La memoria olvidada tendrá lugar mañana día 6 de mayo a las 20:00 horas de la tarde en la sede del Museo de Nerja, de la mano de su Director, al que agradezco enormemente su participación en el acto, y del técnico con el que trabajé mientras me documentaba y escribía el manuscrito. Contar con el apoyo de esta institución es un verdadero honor.
La fecha anhelada se acerca, y una ola de nerviosismo me invade sin remedio. Por mi cabeza los pensamientos fluyen incesantes. ¿Habrá gente a la que le interese remontarse a la Nerja de 1946 y acudirá a la cita, o me veré terriblemente sola entre familiares y los pocos amigos que puedan acompañarme? ¿Sabré transmitir a los asistentes mi ilusión para conseguir que se adentren en las páginas de la novela, o ni siquiera tendrá una oportunidad entre las manos de los lectores? Todos estos interrogantes me persiguen en los últimos días e incluso me desvelan de madrugada alterándome el sueño. Entonces, respiro hondo, lleno de aire los pulmones y trato de tranquilizarme, porque he llegado hasta aquí después de un largo esfuerzo sorteando obstáculos y, como me repito una y otra vez, eso no ha sido fruto de la casualidad.
Como ya escribí en alguna entrada anterior, el trabajo de un escritor es demasiado íntimo, muy hacia dentro, por lo que dar el siguiente paso, perder en cierto modo la comodidad de tu anonimato asusta e impresiona sobremanera. Si consigo levantar una pizca de curiosidad, y alguna persona acude a la convocatoria, y además opta por hacerse con un ejemplar, me daré por satisfecha.
Hablar en público no me supone un gran problema. Durante mi carrera profesional he impartido bastantes conferencias y conducido reuniones donde he tenido que exponer ante un numeroso grupo de oyentes. Quizá, al ser en esta ocasión algo personal, en el momento de estar allí, justo antes de empezar, como suele sucederme, las sensaciones cambien pero, por ahora, eso es lo que menos me intimida. Una vez pasado el primer minuto, libero la tensión y los nervios, mi cuerpo se habitúa y no hay quien me pare. Espero que mañana, con un quorum razonable para una escritora novel que presenta su primer trabajo, todo discurra igual de fluido, y la presentación sea amena e interesante.
Si todo sale bien, será un día inolvidable, de esos que dejan huella en tu corazón para siempre. Lo viviré rodeada de mis seres queridos, que me acompañaran en un momento tan crucial como son los inicios de mi andadura literaria.
A todos los que estaréis allí, los que me habéis mandado vuestra energía y apoyo desde la distancia, a los que sé que se acordarán pero no pueden acudir a Nerja por diversas razones, mil gracias, gracias desde lo más profundo de mi alma, porque me siento arropada y querida.
Terminaré esta entrada de mi diario agradeciéndole a mi marido su infinita paciencia, ante mis nervios y, por qué no, ante esa ansiedad que se me anida en el pecho y consigue agriarme el carácter. Gracias a sus sabios consejos consigo darle la justa medida a todo la vorágine en la que estoy envuelta. Va por ti, compañero de vida, y por nuestro rubio, ese ángel que es mi razón de ser y al que amo con locura.
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