La felicidad me invade mientras tecleo rauda en el ordenador. Los pensamientos y las sensaciones me zarandean por todas partes, y hasta los dedos sienten un temblor inusual ante la satisfacción por el trabajo hecho a conciencia. Al fin, ¡he terminado el nuevo manuscrito!
Han sido meses de duro trabajo, enfrascada en un viaje al pasado. Rodeada de mis personajes y viviendo con pasión sus aventuras, he disfrutado con cada palabra, con cada escena, y he aprendido de todos ellos, por muy distintos que sean de carácter, porque todos tienen un poquito de mi esencia. Incluso si me detengo a pensarlo un instante, el villano de la trama, de la que te hablaré más adelante, muestra una parte de mí, aunque me cueste reconocerlo.
Como ya he descrito alguna vez en el diario, el camino de un escritor es duro, lleno de adversidades y, sobre todo, solitario. Escribir es un acto íntimo, una travesía desierta repleta de obstáculos. Y aunque esta vocación te permita vivir mil vidas, solo te acompaña tu mundo interior, ese que moldeas a tu antojo en tu cabeza. En numerosas ocasiones te ves obligada asacrificar momentos para dar rienda suelta a tu creatividad. Cuando te demanda su espacio, has de saber conciliar el difícil equilibrio con tu vida personal y familiar. Hacer malabares, como decía en otra entrada (https://www.marivigledesma.com/post/haciendo-malabares), es sumamente complicado, porque no atender a tu inspiración puede conducirte a un bloqueo (https://www.marivigledesma.com/post/reponerse-al-bloqueo). De esos también ha habido en algunas partes del viaje, aunque con ese tesón y la fuerza de voluntad que me caracteriza, he logrado sortearlos y seguir adelante hasta escribir la palabra fin en el borrador.
Fue el 16 de octubre de 2021, después de seis meses estudiando la documentación sobre la época, la fecha en la que empecé a escribir el manuscrito. Ha sido más de un año el tiempo que me ha llevado plasmar a papel lo que previamente tenía planificado. Soy, como también sabes, una escritora de mapa (https://www.marivigledesma.com/post/escritor-de-brújula-escritor-de-mapa), que planifica la novela desde el principio hasta el final antes de empezar a darle forma. Confieso que alguna trama secundaria ha brotado de mi imaginación durante el proceso, y espero que añada valor a la novela.
Ahora, con el orgullo de haber cumplido mi objetivo, empieza la siguiente etapa en el camino, que también llevará bastante tiempo. Las sensaciones son magníficas y motivadoras. Habré de comprobar, con la lectura global del manuscrito y las oportunas correcciones, si estas se desinflan o si mantienen el nivel de complacencia que siento. Te iré contando como avanzo en la corrección, aunque, para una escritora, no hay nada más gratificante que poner el punto y final a un nuevo proyecto.
Quisiera agradecer a quienes me han acompañado en esta etapa dura del viaje. Ellos saben quienes son, y por el momento, no desvelaré sus identidades. A mi lado han estado eruditos en algunas materias, personas importantes que han colaborado conmigo de manera desinteresada e, incluso, como también conoces, una persona a quien la sangre de uno de los personajes históricos que tienen cabida en la trama le corre por las venas (https://www.marivigledesma.com/post/revivir-la-historia). Un descubrimiento poder contribuir a darle relevancia a una notable figura olvidada de la historia de mi ciudad. A todos ellos, mil gracias, de corazón, por estar siempre dispuestos a solventar mis dudas, y a arrojar luz cuando a la escritura le sobrevolaban las tinieblas. Con vuestra ayuda, ahora luce un sol espléndido para seguir caminando por el sendero que me conduzca a volver a tener entre mis manos mi sueño hecho papel.
Y así, una semana más, seguiré caminando hasta donde mi vocación me lleve.
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